miércoles, 26 de junio de 2013

(EXTRACTO DE ENTREVISTA PUBLICADA EN "EL CIUDADANO") por Francisca Paz Carvajal y María José Bilbao.



¿Qué opinión tienes de las grandes editoriales? ¿Sientes que monopolizan el mercado del libro?

Déjame tomar aire (risas). Es evidente, evidente. Las grandes editoriales son un puto y rentable negocio. Creo que detrás de las editoriales grandes no existe cariño, ni por el autor ni por los libros. Más no sé, ni siquiera vale la pena mencionarlos. Están todos dentro de un saco mercenario. No me merecen mayor opinión. Me repugna toda esa gente que hace diez mil copias del mismo libro, y del mismo autor solo para tener nana o una casa en Zapallar. Suena resentido, y lo es. Pero ahí no hay amor por la literatura y menos por los escritores. Ahí hay oscuridad, dolor, nepotismo, la hijita del escritor/editor que es la relacionadora pública, el torpe escritor que es capaz de casarse con la vieja más fea del mundo con tal de ver publicadas sus basuras.

En relación con las políticas públicas que han sido implementadas para fomentar la edición y la lectura en nuestro país. ¿Cómo las evalúas? ¿Consideras que han sido suficientes o crees que hace falta más apoyo estatal para, por ejemplo, las editoriales independientes?

Lo que pasó ahora en la Feria de Guadalajara con las editoriales independientes es terrible. Sería super fácil para ellos bajarle el impuesto a los libros, eso sería una buena medida como para llevar a la gente al libro. Es muy caro leer en Chile. La editoriales independientes qué hacen, venden libros con un margen pequeñísimo de ganancias, o sea, si el libro te sale dos lucas hacerlo lo vendes en tres, pero no lo vendes en ocho o en diez como lo venden ellos. Por eso también es caro llevarlo a la librería, porque la librería le pone un cuarenta por ciento de recargo al libro. Claro, entiendo, hay un margen de utilidad que la librería tiene que tener. Pero no lo entiendo cuando una editorial gigantesca saca cinco mil copias, que el precio costo de ese libro debe ser de doscientos pesos, es terrible que lo vendan a quince mil pesos, si saco la proporción debe ser un ganancia del veinte mil por ciento, tal vez, no sé; Pitágoras era un desgraciado para mí, matemáticamente no me manejo. Así, es evidente que las políticas de Estado no apoyan la cultura, de ninguna índole, es un persa vulgar que montan con algunas luquitas por ahí, nada serio, paran cuatro palos solos, o en este caso, nada serio para la cultura del libro. Pero ahora, analizando bien todo me arrepiento, y lo encuentro tan hueón de mi parte, haber sido tan incauto de creer que mandando mi proyecto sí podría ir a Guadalajara con mis libros, cuando soy una micro editorial que tengo apenas veinte publicaciones, era casi imposible ir a Guadalajara. O sea, es evidente que iba a ir Planeta con un stand gigante, que iba a ir Random House, que iban a ir estos conglomerados que los manejan ellos mismos, o sea no sé, la hermana de Cruz-Coke, la señora de Cruz-Coke, o que la prima de la hermana de Cruz-Coke, son ellos, son la gente que fue de paseo a Guadalajara. O sea, también fueron editoriales independientes, pero fueron pagándose los costos, fueron ellos pagando el pasaje, y porque no existía otra forma, de alguna forma había que también tratar de estar. Pero por políticas de Estado las editoriales independientes no iban a estar porque no les interesa, porque les hacen ruido a las grandes editoriales que son los mismos pares de ellos, que son sus familiares, el nepotismo literario, no sé cómo llamarlo. Pero no, cero aporte, cero apoyo del Estado a la cultura independiente. Nosotros como editorial jamás hemos postulado a nada. A ningún fondo concursable. Nosotros vamos por otro camino, nosotros no intentamos ponerle el pie encima a la gran industria editorial, no nos caen ni bien ni mal, no nos dan ni frío ni calor, no estamos a su sombra, no les pasamos por encima, no les hacemos bullying, ellos tampoco a nosotros, no nos pescamos, nosotros pasamos por el lado. Nosotros vamos a un ritmo que nos tiene haciendo unos seis siete u ocho libros al año, y con escritores muy buenos, con escritores insolentes, rebeldes, con verdaderos escritores, escritores independientes también. Quizá, cuando éramos adolescentes nos dolía que nos cerraran la puerta en la cara todas las editoriales, pero ahora nosotros estamos en otra, estamos haciendo libros y ya sabemos cómo hacerlo y cómo hacer buenos libros, entonces no nos interesa mayormente.

¿Cómo logra un editor independiente mantenerse a sí mismo y a su editorial en Chile?

Nosotros hasta ahora, hasta este momento que ya estamos en el libro veinte, recién en el libro veintiuno o veintidós vamos a ser capaces de autogestionar un segundo libro, será “Leyenda Negra” de Eli Neira,  creemos en la contracultura, creemos que es una super buena escritora y un muy buen referente para las nuevas generaciones independientes. Entonces nos estamos jugando por ella y también por hacer un catalogo mucho más rico y atractivo para el lector, porque no sé si vayan a ser libros que en el futuro pidan como textos escolares, pero si van a ser libros que van a marcar un precedente en la cultura independiente, eso te lo aseguro.
¿A
¿Qué opinión tienes de la Furia del libro? ¿la ves como una instancia verdadera y provechosa para las editoriales independientes?

Sí, mira, al principio, cuando nos convocaron a la Furia, me parecía ridículo tener que pagar por un stand para ir a una feria independiente, encontraba que era un contrasentido. Pero en realidad el lugar y la fecha hacen que sea una muy buena instancia para conocer libros. De hecho nosotros hemos ido un par de años a la Furia y nos ha ido muy bien, y nosotros arrendamos un stand que vale no sé, quince mil pesos, y esos quince mil pesos en libros los vendes en una hora, y tienes tres días para vender libros. Entonces claro que es una buena instancia, a lo mejor ir al GAM, ponerte en esa plataforma que es del Estado puede ser irrisorio para la cultura independiente que se precia de tal, pero sí es una buena instancia. O sea, qué mejor que ir a la Furia del Libro a vender tus libros, donde va mucha gente a mirar y puedes hacer buenos contactos con escritores, puedes hacer intercambio de libros, puedes mostrar tu trabajo, hay muchas plataformas, porque hay presentaciones de libros, charlas, que se yo. Entonces sí, me parece que sí, que es una buena instancia, de hecho las ferias en general son una buena instancia para eso, para conseguir ese objetivo. Porque ferias donde no te cobran nada, por ejemplo hubo una feria de edición independiente que se organizó por ahí, y ahí no pagabas nada, y más encima te daban un almuerzo, un sándwich. O también la feria de la Universidad de Chile, en Beaucheff, una feria libre a la que nos convocaron, y claro, nos dieron bebidas, sándwiches vegetarianos, una feria con muchas características innovadoras, puedes encontrar desde semillas hasta cómics, desde antivirus hasta libros cartoneros, que se yo, elementos de contracultura de diferentes ramas. Y puedes ganar muchos contactos y eso es imprescindible para una editorial independiente, tener buenos contactos, hacer buenas migas con la gente, no enemistarte por guevás. Si hay alguien que hace un libro que tú querías hacer, bueno, yo voy al lanzamiento y felicito a la editorial, no tengo problema con eso. 

Reflexionando acerca de tu experiencia como editor ¿te sientes satisfecho con lo que has logrado?

Muy satisfecho. Pero claro, hay momentos duros en que te das cuenta que te levantas a las seis de la mañana, sales a las ocho de la pega y con suerte ves el sol el sábado y el domingo. Entonces, aunque tengas una pega de mierda que te puede dar una independencia económica igual eso no te hace feliz. Entonces cuando comenzamos a trabajar con los libros nos dimos cuenta que estaban quedando robustos y que cada vez iban quedando mejor, era también alentador, o sea, los libros a mí me mantuvieron vivo, me dieron esperanza, era como un café en la mañana. Si tengo que estar trabajando hasta las tres de la mañana, y he tenido que hacerlo en casos, porque si siento que voy a terminar el libro ese día, ese día lo termino y me quedo hasta las tres o cuatro de la mañana y al otro día me voy cagado de sueño a trabajar pero me voy satisfecho, me voy feliz porque terminé con un trabajo que es lo que me gusta hacer, porque hacer libros y hacer buenos libros es gratificante.

LA VITRINA SIN CRISTAL, de Leo Paredes.






Pijamas

Bajo la almohada
esperan dobladas
las vestiduras de los amantes.
Duermen de día
abrazados
recordando como son olvidados
cuando sus dueños se encienden
como quedan tirados
en los bordes de la cama
separados
cuando sus dueños buscan
el sudor que corona cada poro.
Y en la calma son luego
recogidos, estirados
y vuelven a unirse
ya en la respiración lenta.
Bajo la almohada
los pijamas se hablan al oído
fantasean, desabrochan sus botones,
inexplicablemente se desvisten
y tal como los amantes
bajo la funda se funden
sin control alguno.