miércoles, 25 de mayo de 2011

En el camino de Gustavo Bernal.


“Todos los diálogos pueden convertirse en Literatura. Unos serán de gran contenido, otros vacíos. Los vacíos no comprometen a nadie, los llenos de intención casi siempre terminan con la vida de alguien”, escribe Gustavo Bernal en los primeros capítulos de La Puta Gana, y puede decirse que es una feliz coincidencia, ya que en vida literaria, –si cabe el término- eso he aplicado. La literatura no está en los libros, la literatura nace de experiencia también propia y también de los libros y de las discusiones en bares de mala muerte o con tu mujer después de un polvo. La Literatura está en todas partes, nos invade, está en la tele, está en Yingo, en una botella de cerveza. Y para convertirse en escritor sólo hay que salir a cazar historias y personajes.

Gustavo Bernal es un cazador y la explicación del por qué esta noche yo esté aquí, presentando La Puta Gana, está en la calle, más precisamente en la Plaza Corregidor Zañartu, a pasos de calle Esmeralda y del Mercado, donde años antes las putas viejas ofrecían lo que podían. Eso lo sé por experiencia propia. Bueno, pero en esta plaza estaba Gustavo, a punto de tomarse un pack de cervezas, cuando nos cruzamos, claro que yo vivo al lado de esta plaza, por lo quien se cruzó fue él, sin embargo, tengo la sensación con el tiempo de hacer sido yo quien me crucé en su camino. Gustavo entonces me saluda, pero a mí me cuesta reconocerlo. Por fin un “ah sí claro, Elver Cruzila”. Debo admitir que no conozco a Gustavo Bernal, sólo lo había visto una vez antes, sin embargo, con Elver Cruzila llevamos años de intercambio de comentarios en nuestros respectivos blogs. Hasta aquí la explicación de mi presencia en este lugar.
Pero volvamos a la propuesta que desarrolla Gustavo en La Puta Gana. Extraña la cita inicial de En el Camino, de Jack Kerouac. Uno podría pensar que se trata de una novela de viajes, un road movie literaria de las infinitas peripecias de Elver Cruzila y sus amigotes por Buenos Aires, Lima, La Paz, en fin, una especie de novela Latinoamérica, boñalístico si se quiere, pero no: curiosamente el viaje es interior, por así decirlo, se trata de turismo nacional, poblacional o tal vez, callejero.
Eso es lo que exhibe sin miedo esta novela de perdedores. Gustavo Bernal no le teme a la derrota, al fracaso, quizás porque entiende como escritor que la derrota y el fracaso están presentes en esa lucha de poner por escrito lo que uno piensa y siente. Conozco una decena de madres de escritores y poetas que no les gustaría escuchar esto sobre sus hijos, pero lo cierto que, la literatura, y aquí aclaro que no sólo hablo de la literatura que hace Gustavo Bernal, no tiene nada que ver con el éxito. El éxito distrae y dialoga con la impostura. En el escritor que presentamos esta noche, en cambio, la impostura no existe. Porque aquí, en este libro, hay verdad, aunque no sé si sea la verdad. Me refiero a que Gustavo se la juega por contar su historia, y lo hace con los huevos, no sé si eso sea mejor que hacerlo con la cabeza o con el pico, pero a mí me gusta la literartura que se hace con los huevos.

“La vida es producto del sexo y la vanidad, del yo fui, yo soy, yo seré”, leo en alguna parte de esta novela y me pregunto nuevamente qué puede tener en común con “En el camino”, si aquí no hay un viaje por los Estados Unidos, si aquí Elver Cruzila no recorre Chile, es más, ni siquiera sale de su mundo, Eureka, esta el final cuando propone un hipotético viaje a Orgásmica, otro mundo. Creo que el puente que existe entre la novela de Kerouac y la de Bernal, guardando las proporciones, es que ambas hacen un viaje para obtener un conocimiento. No se trata de turismo –porque, como bien dijo John Kennedy Toole, “el turismo es para degenerados”-, sino de la oportunidad para conocer el alma de sus respectivos países y de ellos mismos. El retrato que hace Gustavo Bernal de Chile en ese sentido es acertadísimo, porque no elude hablar de las elecciones, erecciones, injusticias, e incluso de los pastabaseros, del rasta de la plaza del barba. En La Puta Gana se pinta Chile desde lo micro o si prefieren, desde la micro, desde el microtraficante, desde lo ínfimo, para alcanzara tener la noción de lo que sucede en lo macro: la sociedad. En esto, claramente, hay un gesto político, no nos equivoquemos. Por último, no me queda más que saludar la publicación de este libro y espero que La Polla Literaria y Gustavo Bernal continúen sorprendiendo con más títulos.

Gonzalo León.

viernes, 29 de abril de 2011

.ÚTERO, de Ramírez Neira.


ÚTERO:

1. Con la soga al cuello
2. Cuanto desierto
3. El contrato
4. Nace el hijo
5. Y guardo silencio
6.
7. Hoja en blanco
8. No soy

Acá puedes descargar el disco "ÚTERO", de manera gratuita:

http://www.ramirezneira.blogspot.com/

Video Promocional segundo sencillo "Cuanto desierto", haz click:
 http://vimeo.com/27388604


(Extracto de entrevista para el sitio: http://contingencianihilista.blogspot.com)

Ahora que has hecho dos giras por Bolivia, y que has estado trabajado allá, ¿podrías decirnos cómo es la escena musical/artística boliviana, a diferencia de la chilena?

La escena boliviana es mucho más pasiva. Hay muy pocas bandas que hacen sus propias canciones, la mayoría se dedican a hacer covers y si no hacen covers, hacen canciones con fórmulas ya muy repetidas, sobre todo en el ámbito del rock, que es en el que estoy más cercano. Las bandas no se hacen mucho cargo de sus propias formas de expresarse musicalmente. En el ámbito más popular sí, sorprende el folklore y hay mucha actividad por todos lados, pero, como te digo, en el ámbito más rockero, es bien limitada la producción si la comparamos con Chile. Acá, siempre recuerdo que cuando La Ley apareció todos los criticaban porque se hicieron famosos con un cover; eso no pasaría en Bolivia, sería algo más bien positivo. En Bolivia hay una mirada con respecto al arte en general súper tradicional. Falta un poco más de ruptura con ciertas fórmulas (incluso las vanguardias), mirar más el contexto más próximo que los determina también. Eso puede ser positivo, negativo, no sé, pero eso es lo que por lo menos veo.

Y desde allá, ¿cómo ves la escena chilena ahora, rescatas cosas?


Sí, siempre estoy investigando. La forma en que trabajo es muy similar a la de un escritor: estoy muy pendiente de lo que hacen los músicos de mi generación, para saber en qué estoy yo y en qué están ellos. Me gusta investigar lo que está haciendo gente joven en el área en la que me muevo, no tan sólo para criticar si no que para estar al tanto de lo que produce cada quién. No me gusta abstraerme mucho y decir “yo soy el único”. Se le suelen hacer muchas críticas, por ejemplo, a Chinoy, y a todos aquellos que son más “reconocidos” por la gente, pero es más que nada porque todos quisieran estar ahí. Yo sigo encontrándolo bueno, a pesar de que no es mi cantante favorito. Y, claro, lo que estoy haciendo ahora es intentar averiguar también sobre los sistemas de licencias libres, todas las páginas de internet, nacionales o internacionales que trabajan con eso. Y en esa parada estoy y es precisamente el motivo por el que estoy en Bolivia también. En Chile creo que hay, musicalmente, un gran desconocimiento con respecto a lo que verdaderamente son las licencias libres, pues se confunde con piratería. Es como: si uno está a favor de eso, está a favor de la piratería. A veces siento que eso es lo que cree la SCD. Parece que me desvié un poco de la pregunta...

Pero eso es interesante. Recuerdo un episodio bien vergonzoso para la SCD en que manejaron un Windows pirata en una presentación pública. Esas son incongruencias que muchos músicos han pasado por alto o han decidido obviar, probablemente, porque los beneficios son mayores; por lo mismo, me llama la atención que hayas decidido no formar parte de esa sociedad y que hayas decidido ser 100 % independiente.

Claro, no me interesa ser parte de ninguna sociedad que me oficialice como músico. Lo que no quiere decir que en determinado momento me asocie a gente que piensa como yo. Porque una cosa es asociarte y trabajar en conjunto y otra es convertirte a un tipo de pensamiento ya hecho y al que hay que amoldarse para sobrevivir. Para tener un recorrido fácil no me arrastraré con ninguna institución en Chile que no me represente. Para formar parte de un colectivo primero hay que tener muy claro la posición personal. Saber que uno por sí mismo constituye una institución. Y si llego a ser parte de un conglomerado o sello lo que pondría en discusión respecto a porcentajes son las formas de distribución de mi obra más no mis derechos de autor. Es más, por eso acepté la propuesta de los chicos de Ediciones Polla Literaria que decidieron lanzar con Útero su versión discográfica La Polla en tu Oreja, porque siguen la misma lógica de distribución libre de una obra. Además que la alianza no me quita el derecho a seguir haciendo mis propias cajas, con mis propios diseños para distribuir el disco por mi cuenta. Esa lógica es la que me interesa, la de la colaboración y no la de subyugación.

viernes, 4 de marzo de 2011

"OBSCENA, literatura fuera de escena, de Nikanor Molinares.



Hay que entender a Obscena tan sólo como el nacimiento de un nuevo espectáculo. Una recopilación de inicios sueltos. Una nueva iniciativa en búsqueda de la plástica de las ideas. Así que no hay que confundirse, nada ha terminado, nada ha concluido, sólo quedará la mala sensación de que algo quedó inconcluso ¡Stand By! ¡Oso! que falta por resolver el enigma,de cada asunto, de cada relato, de cada formato... ¡Ojo al Cristo! Todos tienen la intención de seguir creciendo, de dar el salto mortal, de llegar a un fi nal. Todo es posible, pero esta vez, nos someteremos a la angustia, a la angustiosa espera de lo que vendrá. Daremos el tiempo y la posibilidad al inicio. Sólo daremos a conocer el principio, la piedra angular de cada formato, la esencia de cada idea... Sólo estamos dando el punto de partida de algo ¡Algo que no sabemos si funcionará! Les entregamos, estimado aburrido, puros cabos sueltos, una madeja, embalajes, tallarines sin final. ¡Nada todavía!  Nada más que la puntita ¡solo la cabecita! Todo lo demás lo penetraremos con el tiempo, suavemente, con un esfuerzo de placer, sintiendo el roce, suavemente como todo un gentleman. Confi amos en el devenir del tiempo, pero tenemos la insana urgencia de comenzar. No sé lo que se quiere, pero se quiere ya... ¡Es una pulsión!... ¡Un no aguantar más!... ¡Un querer mandar todo a la mierda!... ¡Un conflicto de la gran puta!...Así que inventamos un pretexto por donde comenzar y le construimos una lógica teatral. Todo crecerá por autonomasia, por ganas de crecer... Daremos la libertad, le entregaremos la independencia, confi aremos en el impulso y su correspondiente necesidad. Cada idea crecerá por anarquisia ¡como un ángel o como un cáncer! ¡Da lo mismo, es lo mismo! Se dará a entender por si solo. La idea está iniciándose ahora mismo ¡Ahora esperemos que funcione y que les parta el alma! ¡Funcionará!

Nikanor Molinares