Una
carta a Neruda.
No quería quedarme más.
Debía elegir entre una joroba, un tumor que asfixiaba los bíceps de mis fuerzas
y me aplastaba contra el suelo; o mi mochila y mi carpa. Decidí salir,
enfrentar un viaje. Mi itinerario comenzaba en Tomé y debía concluir en
Valparaíso. De puerto a puerto –me dije, y acomodé mi carga sin dejar espacio
para la joroba.
Mi mapa, lazarillo que
tiraba suave de mis pupilas me hizo ver Isla Negra; diez días bien vividos y
mal dormidos en bosques, orillas de ríos, balnearios y patios de anfitriones
desconocidos, antecedieron mi llegada. “Total voy a conocer su casa”, que no me
costó encontrar, gracias a las indicaciones de un chofer, que había sido “mi”
chofer, aunque me llevara en su carrocería.
–“Desde ésta casa no hay
excusa para no ser poeta” –pensé, y quise guardar todo en el calidoscopio de mi
mirada; grabar el castigo de las olas a las rocas a los pies de tu casa, las
inscripciones de tu tumba, que un discreto letrero recomendaba “no pisar”.
Pensarte en blanco y negro con Matilde; en blanco y negro escribiendo desde
donde yo observaba.
–“Si quieres ir
al interior de la casa debes cancelar” –sentenció una muchacha que no quería
ser cruel. Apenas tengo para seguir mi viaje. Tenía dinero para dos días. No
pude entrar. Pegando mi rostro a los ventanales pude fijar en mi memoria
retazos del interior de tu casa. Compré una postal del lugar y no dejé que la
joroba de la angustia trepara por mi espalda. ¿Qué hubieras dicho tú?, Pablo.
¿Abrirías la puerta y me invitarías a pasar?. Imaginé una conversación;
estuve un día entero dialogando
mientras caminaba por el perfil de una carretera hacia el norte. Yo te ofrecía
licor que llevaba en mi mochila y te obsequiaba la botella vacía para tu
colorida y multiforme colección. ¿A tu padre tampoco le gustaba que escribieras
poesía?. Yo no le guardo rencor –te respondía.
Es tarde, Don Pablo, no
sé qué se deja o qué se gana con un viaje, pero cambiamos. El próximo año
destinaré dinero para entrar a tu casa. Si tengo otra botella digna de su
colección, la vaciamos juntos en el living que no pude ver.
buenísimo!
ResponderEliminarPorque debes partir para valorar lo grande que fuiste y mucho mas lo que pudistes ser, te extraño y anelo volver a compartir una conversación y una botella de licor, espero eso se de en algun momento. Tu sabes bién lo especial que fuiste y serás en mi vida. Un abrazo infinito...
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